miércoles, 11 de febrero de 2009

Barra de equilibrios


Una madre que se enfada porque le digo que su hijo falta a la catequesis y no va a poder confirmarse, unos padres que se enfadan porque no se les permite el bautizo fuera de los dias establecidos, unos novios que se mosquean cuando se les pide que obligatoriamente asistan a los cursillos prematrimoniales... historias cotidianas que surgen de la celebración de los sacramentos provocadas por unas personas que creen tener todos los derechos y ningún deber. Es como el choque de dos trenes, ellos que sólo están interesados en la celebración y en la fiesta, y nosotros interesados en el proceso, en la conversión, en el anuncio de Jesucristo. ¿Cómo mantener el difícil equilibrio entre flexibilidad y exigencia? ¿Dónde está el término medio? No quiero ser un cura policía pero tampoco un cura un cura florero...
Muchas veces me pregunto cómo actuaría Jesucristo en mi lugar. Y me pregunto también si llegará el día en que la gente acceda a los sacramentos, no desde la costumbre y porque siempre se ha hecho así, sino desde el verdadero deseo de ser y vivir en cristiano. Mientras tanto, aquí haciendo equilibrios... difíciles equilibrios...

5 comentarios :

Alfonso Saborido dijo...

Creo que haces lo que tienes que hacer. Y además, también lo haces bien. No soy cura, pero haría lo mismo. Administras sacramentos, no vendes sacramentos. Y ahí es tu criterio el que vale, que para eso el orden sacerdotal lo tienes tú.

Anónimo dijo...

Al final la culpa no es de esa madre, ni de esos padres, ni de esos novios y por supuesto menos del sacerdote, pero si de la Iglesia como institución. Creo que ya es hora de dar ese paso valiente y axigir ser mas consecuentes con sus creencias a los que solicitan estos servicios de la Iglesia y por supuesto la Iglesia no darlos a todo el que lo solicite por el mero hecho de que es la costumbre y así se ha hecho siempre.
Con esta forma de actuar perdemos el verdadero sentido de los sacramentos y los convertimos en algo folclórico.

Diario de un cura de pueblo dijo...

Y cuando la institución se define (como en el caso de Avila que han decidido retrasar las comuniones un año) ¡vaya la que se ha armado! fotógrafos, restaurantes, butiques, peluquerias, zapaterias... todos a la quiebra! ¡cómo separar ahora el trigo de la cizaña! uf uf y requete uf... ;-)

Diario de un cura de pueblo dijo...

Y cuando la institución se define (como en el caso de Avila que han decidido retrasar las comuniones un año) ¡vaya la que se ha armado! fotógrafos, restaurantes, butiques, peluquerias, zapaterias... todos a la quiebra! ¡cómo separar ahora el trigo de la cizaña! uf uf y requete uf... ;-)

Unknown dijo...

La palabra crucial que usted ha utilizado es equilibrio porque en ocasiones vemos estas situaciones desde dos peligrosos extremos el primero como una utopia de que todos van a entender o la segunda desde la postura que toman otros de que este sacramento es un evento social mas. Ante esta situacion que ha sido comun cuando era catequista de comunion y confirmacion es que me concentraba un poco en los que mostraban interes con la ayuda de sus padres. Y los padres mas dificiles de entender lo lograba administrando formaciones o dinamicas en las que trataba de atraer su atencion a lo que acontecia en la parroquia. A veces preparaba encuentros formativos con padres para que los que mas se interesan compartieran con los otros y formaran una mini comunidad donde el apoyo y centro eran los niños y que por amor a ellos trabajamos. El amor de esos padres a sus hijos o los familiares a sus adultos unido a la acogida que nos da la comunidad parroquia transforman vidas y yo padre por la gracia de Dios fui testigo con mis hermanos catequistas de esos milagros. Dios lo guarde, Bendicion padre.